jueves, 16 de julio de 2009

Timbres

Decapitado. Así había quedado Raúl.
Raúl, José y Hernán. Solo yo, hundido en la desperaciòn, solo yo, vivo.
Tres días atrás por nuestra culpa habían violado y asesinado a la hija de Gómez, puntero máximo de las villas de capital. Peligroso resultó el enano. Dimos mal las órdenes, engañamos por dinero, o simplemente se equivocaron los monos , en fin, hubo un equívoco y la involucraron a ella, y ¿Cómo negociar con la venganza? Luego tres timbres y tres muertes espantosas; uno degollado, otro atragantado con sus propios dedos y el tercero, bueno, no se los detalles pero cuando los policías el ventilador seguía funcionando.
Esto me pasa por meterme en negocios turbios.
Es dinero, todo es dinero. O eso decía apenada mi pobre madre. Y yo no la escuché. No. Me dediqué a mí, el dinero. Explotación, vicios e infortunios personales, por amor. Amor. Solo una vez. Aquella niña en mi juventud. Juana o Lucía. No, Juana definitivamente. Ah pero yo todo el tiempo pensando en mí y en mis sueños. Sueños. Como el de ser pájaro, volar lejos de la infancia. Iluso. Pero el más grande o ciegamente desesperado lo cumplí. Líder empresarial, Magnate mundial. Aunque me elevó a este estado de agonía crónica.
Correr. Eso haría. Pero correr a donde. No hay amigos, solo dinero impersonal ganado suciamente. Ahora, sentado en el sillón de frente a la puerta.
Abandono de ideas. Esperando. ¿El fin o el principio ?,¿Cómo saberlo? Cayendo en un abismo. ¿A dónde iré? Al infierno supongo, es justo. Sí, al infierno seguro. Años de melancolía.
Pero no, mejor no pensar más. Me hundo en la desesperación y espero. Espero.
Al rato timbre.
Ding-Dong.
Sí, timbre, el cuarto y ultimo . Timbre de venganza. No llego a reaccionar aunque no quiero hacerlo.
Que fría es la muerta vista de frente ¿no?




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